El Conselleiro de Medio
Ambiente, D. Agustín Hernández dijo a la agencia EFE el pasado 13 de enero de
2012 que “el objetivo era lograr un consenso con los cazadores y otros actores
del sector”. Se refería con esas palabras al Anteproyecto de la nueva Ley de
Caza de Galicia.
Ha pasado más de un año y
esas palabras se las debe haber llevado muy lejos, no el viento, sino alguna de
las ciclo génesis explosivas que han visitado Galicia en los últimos meses, a
tenor de lo que se puede ver en el Anteproyecto de Ley de Caza que el Consello
da Xunta aprobó el pasado 7 de febrero de 2012.
Cuando los cazadores
estábamos esperando que la
Consellería de Medio Ambiente publicara en el Diario Oficial
de Galicia el informe sobre las alegaciones presentadas en el mes de marzo al
texto inicial, nos encontramos con la noticia de que ya estaba vendido todo el
pescado.
Y cuando por fin hemos
podido leer con detenimiento el nuevo texto, nos hemos encontrado con una nueva
Ley de Caza que no gusta nada a los cazadores, y así lo hemos manifestado desde
las distintas asociaciones en los últimos días.
Pero lo más grave es que además
de no haberse tenido en cuenta la inmensa mayoría de las alegaciones
presentadas, en muchos artículos se han reformado apartados con los que los
cazadores estábamos de acuerdo, de forma que ahora pasan a ser perjudiciales
para las Sociedades de Cazadores.
El motivo de estos cambios
“hacia atrás” los desconocemos, pero si que somos capaces de ver quien serán
los grandes beneficiados con el nuevo texto: el lobby de la caza comercial.
Parece que el empeño de
algunos por convertir los montes de Galicia en un mosaico de explotaciones
comerciales empieza a dar sus frutos, a tenor de los cambios que se han
introducido sobre el texto original que salió en su día a información pública.
Sangrante resulta ver como
se ha pasado de exigir a los que solo quieren hacer negocio a costa de la caza,
de contar con el 100% de la titularidad de los terrenos sobre los que asentar
sus explotaciones comerciales, a permitirles incluir hasta un 25% de superficie
no cedida por sus propietarios; es decir, los han puesto de un plumazo al mismo
nivel que los Tecores.
Está claro que esta ley no
es una ley de caza, sino una ley de pirateo cinegético con autorización
Administrativa. Suena duro, pero es la realidad que se puede palpar después de
ver el trato preferente que se quiere dar a estos chiringuitos del negocio que
son un ejemplo claro de lo que no debe ser la caza en Galicia.
Las explotaciones
cinegéticas en Galicia han sido, durante los últimos años, el mejor ejemplo de
vulneración de la Ley
4/1997 de Caza de Galicia, a pesar de estar reguladas de una forma precisa en
la misma. Pozos de dinero negro a los que la Xunta de Galicia parece no querer asomarse, y a
los que nunca les ha exigido todo lo que recoge la actual Ley y el Reglamento
de Caza, porque de haberlo hecho, otro gallo cantaría.
Con el nuevo articulado,
estos paraísos fiscales del dinero de la caza podrán campar a sus anchas, bajo
la bandera del “desarrollo rural” y esas frases bonitas que se utilizan para
justificar lo injustificable. ¿desarrollo rural? ¡Economía sumergida pura y dura es lo que
son!
Y mientras tanto los cazadores
nos seguiremos acordando de nuestro glorioso “Jefe de Servicio de Caza y lo poco
que queda de la Pesca ”,
al que siempre le gustó “buscarle las vueltas” a la ya moribunda Ley 4/1997 de
Caza de Galicia. Una Ley que en su conjunto, se pude calificar como buena para
los cazadores, pero que este funcionario, rebotado en su día desde otra
Consellería donde se manejaban más cuartos, se ha ocupado de convertir año tras
año en un enfermo terminal a base de interpretaciones que han rayado el
esperpento, pero que han perjudican sobre manera a la Sociedades de Cazadores
Quizás debería reflexionar
el Señor que pasó de ser Jesús a llamarse Xesús cuando el gobierno de Galicia
tornó hacia la izquierda y el nacionalismo, y darse cuenta de una vez por todas
de que está al Servicio de los Cazadores y de la Caza y no al revés. Que su
cargo, el de Jefe de Servicio, es un puesto en el que se tiene que preocupar de
mejorar la caza en Galicia y trabajar para que los cazadores nos sintamos
orgullosos de nuestra Administración.
Porque su sueldo, el del Sr.
Xesús o Jesús, según quien gobierne en ese momento, se lo pagamos todos los
cazadores de Galicia y tenemos derecho a exigirle que deje de perjudicarnos con
sus decisiones caprichosas que solo han valido para que los “piratas de la
caza” campen a sus anchas por Galicia y se rían todos los días de nosotros.
Y para terminar, en lo que a
los cazadores y sus asociaciones se refiere, quizás habría que hacer una
profunda reflexión sobre lo que ha sucedido desde que se empezó a trabajar en
esta nueva Ley, pero a estas alturas y con la que está cayendo, es mejor
olvidar el pasado y poner la sonrisa de los domingos, mientras decimos que
todos vamos a una.
Que lamentable resulta ver
como la última asociación que recibió el nuevo anteproyecto de Ley de Caza ha
sido la primera en hacerlo público para todos los cazadores de Galicia. ¡Menuda
gloria! ¿Y TODOS los que ya lo tenían, a que carallo están jugando? Mexan por
nos e temos que dicir que chove.
Los cazadores de UNITEGA